“La relación con los otros entes no está basada en el dominio sino en la reciprocidad de servicios.”
“En una economía de la reciprocidad tiene más prestigio quien sirve más. El poder no corresponde a quien más posee. Cuando la economía de intercambio reemplaza a la de reciprocidad, se instaura a la vez la propiedad privada y el poder impositivo. Ésa es la historia de la colonización. El choque de civilizaciones se basa en un enorme equívoco: mientras los indios daban, en espera de reciprocidad, los conquistadores utilizaban, para adquirir bienes y poderes, el intercambio.”
“Quien da sin pedir nada a cambio, pone en deuda al otro; el otro debe, a su vez, dar en reciprocidad.”
Luis Villoro, El poder y el valor. 2000
En nuestro quehacer cotidiano, trabajamos en base a un viejo principio de reciprocidad en el apoyo mutuo: de cada quien según sus posibilidades, a cada cual según sus necesidades; desde la honestidad, el respeto mutuo, y el reconocimiento del valor de nuestro trabajo, estamos abiertos a diversas formas de reciprocidad.
Entendemos que la precariedad económica es un impedimento para que muchas personas que necesitan un apoyo psicosocial no puedan hacerse con él, por lo que con la economía de la reciprocidad intentamos que nadie quede fuera de recibir nuestro apoyo si es por motivos económicos. No queremos relacionarnos con quien considere que necesita nuestro apoyo como proveedores de un servicio a consumidores. Gran parte de nuestras relaciones son mercantiles, mediadas por intercambios financieros y contratos, a través de la economía de la reciprocidad pretendemos salir de este marco que nos aisla y deshumaniza.
Consideramos que la práctica de la generosidad mutua constituye un ethos (valor) fundamental en el corazón de una comunidad que afirma la vida. A través de la práctica de la reciprocidad afirmamos la vida como comunidad.